PALABRA PASTORAL 2025
PALABRA PASTORAL 2025
AVANCE. Filipenses 3:7-16
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INTRODUCCIÓN.
AVANCE es el lema de la Palabra Pastoral del año 2025. Pablo declara en Filipenses 3:12-14 “No lo he alcanzado, ni soy perfecto, pero prosigo. Por esta razón me enfoco en lo que está por delante, no dejando que lo que queda atrás me impida progresar. Por esta razón, prosigo hacia la meta, atrapado por ese amor de Cristo que me salvó y me llamó a servirle para vivir determinado en cumplir el plan de Dios en mi vida”
Como creyentes y como comunidad nos enfocamos en avanzar en todos los frentes que implica la vida y la experiencia cristiana, sabiendo que enfrentamos tiempos en los que el futuro está amenazado por el avance de la maldad que pretende hacernos retroceder en la fe y desligarnos del amor de Dios.
En este año 2025 declaramos que nos determinamos en avanzar pero desechando lo que suponga cualquier tipo de éxito que margine a Jesús y nos aparte de su plan para nuestras vidas e Iglesia.
1. ¿QUÉ ES AVANCE?
a. La palabra AVANCE:
i. En castellano proviene del término latín abantiare, que significa: mover hacia adelante. Lo cual implica progreso, desarrollo. mejora, adelanto. En definitiva, es ir hacia adelante en un proceso o proyecto.
ii. También conlleva la idea de logro, éxito. Consiguientemente, el avance se debe concretar mediante la consecución de objetivos y no solo movimiento, acción.
b. AVANCE es proseguir (Flp. 3:12, 14) Implica en su sentido original (prosigo; diokö) que estamos decididos a dar continuidad a nuestra fe. No nos detendremos, no nos conformaremos, no dejaremos de crecer, seguiremos conociendo más a Dios y de su Palabra, continuaremos conquistando y nos mantendremos activos para vivir una vida de plenitud y propósito.
c. Declaramos que AVANCE es una promesa esencial para nuestraIglesia. La Palabra de Dios declara en Proverbios 4:18: “La senda de los justos se asemeja a los primeros albores de la aurora: su esplendor va en aumento hasta que el día alcanza su plenitud” Definitivamente, AVANCE es aumentar, ser trascendentes, llevados hacia un nuevo nivel de gloria
2. IMPEDIMENTOS PARA EL AVANCE
a. La iglesia siempre avanza, nunca se detiene. Por eso, se trata de proseguir, no mirando atrás ya que no avanzar implica estancamiento, parálisis y, lo peor, que cuando no avanzamos, retrocedemos.
b. Debemos identificar el principal impedimento para el avance en nuestras vidas es el pecado. Hb 12:1, 2 “Por tanto...despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús”
i. El pecado es una carga, un peso que impide nuestro avance en la carrera que tenemos por delante. Nos esclaviza y somete nuestra voluntad a las emociones y pasiones que hacen que nuestra mirada se aparte de Jesús. Definitivamente, si algo nos distrae de Jesús, eso es pecado y, por tanto, debemos despojarnos de ello, porque nos impedirá llegar a la meta.
ii. Como Iglesia, también debemos rechazar cualquier actitud o comportamiento que entristezca al Espíritu Santo y detenga nuestro impulso congregacional. Temamos a Dios y no tengamos temor de ninguna amenaza exterio. (comp. Jos. 7; 1ª Cor. 5:6-7; Gal. 5:9 “un poco de levadura leuda toda la masa”)
c. Pero, además del pecado, hay tres actitudes que el apóstol Pablo identifica como claves para proseguir o avanzar:
i. Dejando atrás el pasado. “una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante” (Filp 3:13) Debemos concentrar todo nuestro esfuerzo en lo que está por venir. El perdón nos libera del lastre del fracaso, dolor o culpabilidad. Al mismo tiempo, la esperanza en las promesas de Dios alimenta la expectativa de un futuro mejor que nos motivará al avance. No nos podemos extender hacia el futuro cuando el pasado nos retiene o distrae.
ii. Desechar la vanidad. “cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo... lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Flp. 3:7, 8). La dimensión que supone conocer a Cristo produce un nivel de crecimiento y desarrollo incomparable. Tolo lo alcanzado, mérito, formación religiosa o capacidad personal es como basura o estiércol en comparación a la experiencia de conocer a Jesús. La vanidad nos instala en la autocomplacencia e impide nuestro crecimiento porque neutraliza la pasión y el hambre por todo lo Jesús nos aporta cada día de nuestra vida.
iii. Renunciando a la autosuficiencia. “todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa”. (Flp 3:15, 16) No podemos ser maduros o perfectos siendo autosuficientes, Lo alcanzado y lo que está por venir es propio de avanzar en unidad bajo un mismo sentir y una misma regla. La Iglesia siempre avanza como cuerpo o como familia sustentada por la fuente de la revelación del Espíritu Santo que siempre actuará en favor de la unidad y nunca fomentando cualquier conocimiento, visión, don o avance personalista que dañe la unidad.
3. EL IMPULSO PARA EL AVANCE
a. Motivación. La motivación esencial que nos permitirá avanzar es “por amor” (Flp 3:7, 8). Es el amor de Cristo lo que cautivó, transformó la vida de Pablo. Ese mismo amor nos mantendrá apasionados hasta el punto de no olvidar que la meta que tenemos por delante no es posible alcanzarla desligados de la verdadera motivación:
i. Cualquier meta que nos propongamos sin una correcta motivación hará que nos apartemos de Cristo y nos hagamos “enemigos de la cruz” (Flp. 3:18). La cruz implica pagar el precio que supone seguir y servir a Jesús como sus verdaderos discípulos. Sin el amor por Jesús, el precio siempre será demasiado alto y eludiremos sufrir. Pero, por amor, seremos imparables e incombustibles; seremos una comunidad de discípulos cuyo placer es dar su vida en servir (comp. Mr. 10:45)
ii. Avanzar o alcanzar éxito desligados del amor de Dios nos llevará a la perdición porque nos olvidaremos de Dios (Dt. 8:10-14; Os. 13:6), viviremos como insensatos amando lo terrenal y menospreciando la espiritualidad (Lc. 12:15-21), seremos ingratos y negando la gloria a Dios (Rom 1:21-23) y, lo peor, que siendo saciados acabemos negando a Dios en nuestras vidas: “No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es el Señor?” (Prv 30:8, 9)
b. Unción. El impulso nuestro avance es conocer la Presencia de Dios yvivir bajo el poder de su Unción: “a fin de conocerle, y el poder de su resurrección” (Flp 3:10).
i. Avanzar es progresar en la revelación y el conocimiento de Dios viviendo en constante renovación bajo la unción del Espíritu Santo Oseas 6:3 Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová. El conocimiento de Dios y su revelación ha de ser constantemente renovada en nuestras vidas. Avanzar en Dios es descubrir que cada día Dios tiene algo nuevo y mejor para ser guiados hacia una vida de plenitud en Él.
ii. Paralelamente al conocimiento y la revelación, la unción manifestará en nuestras vidas la capacitación y el poder que nos permitirá vivir en victoria frente a las adversidades o desafíos que tendremos que enfrentar. De manera que tomamos el ejemplo del Rey David del que se dice que:
1. “iba avanzando y creciendo” (NVI) porque Dios estaba con él. (2ª Sam. 5:10) Además, se dice que David siempre salía a enfrentar a sus enemigos tenía éxito por encima de todos los siervos de Saúl y su nombre fue engrandecido. (comp. 1 Sam. 10:30)
2. La unción también le capacitó para ser prudente en sus acciones, lo cual hace referencia a que era ejemplar en la forma que se conducía en su vida pública y personal: "Y David se portaba prudentemente en todos sus asuntos, y el Señor estaba con él." ( 1ªSam. 18:14)
4. EN LO QUE TEMOS QUE AVANZAR
a. La palabra de Dios declara que: “crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Ef. 4:5) Se trata de que estando vinculados a Cristo y a su señorío, esa influencia nos llevará aavanzar de manera proporcional e integral absolutamente en todo, es decir, en lo que implica nuestra vida espiritual, emocional, familiar, en las relaciones, en el servicio y en todo lo que implica nuestra productividad profesional.
b. Si estamos unidos a Cristo, nuestro avance hará avanzar a la Iglesia:
i. Contribuyendo a la unidad. Efesios 4:15-16 enfatiza: “quesiguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo; de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor” El avance de cada individuo debe contribuir al avance de los demás y, al mismo tiempo, cuando la Iglesia avanza, todos avanzamos.
ii. Sirviendo con nuestros talentos y dones. Estamos llamados a identificar y usar nuestros talentos y dones para servir a Dios y a las personas. Dios nos ha dotado de capacidades (talentos) y por medio del Espíritu Santo nos imparte sus dones para que el Reino de Dios avance y, por tanto, su Iglesia sea edificada. Como dice el apóstol en 1ª Pedro 4:10, que cada cual ponga al servicio de los demás los dones que haya recibido como corresponde a buenos administradores como parte de la gran diversidad y forma en la que Dios nos ha capacitado para servir. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef. 2:10)
iii. Siendo discípulos y “discipuladores”. El avance de la Iglesia conlleva ser discípulos y hacer discípulos (Mat 28:19-20) Para hacer discípulos, implica invertirnos en la vida de los demás para serles ejemplos de vida cristiana y enseñarles lo que hemos aprendido. Como dice la Palabra en 2ª de Timoteo 2:2 “lo que has oído de mí ante muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”
iv. Aportando fielmente con nuestras finanzas. Dios desea nuestro avance financiero y es parte de su promesa. Pero es importante considerar que administrar nuestros recursos implica ser generosos. La generosidad nunca nos empobrece, más bien abre los cielos y hace aumentar nuestra bendición y oportunidades para ser de bendición. Jesús declara en Lucas 6:38 “dad y se os dará” en forma sobreabundante. Pablo afirma que Dios ama al generoso y promete que el que “siembra generosamente, también segará generosamente”. Pero al mismo tiempo, nos recuerda que el fin de las riquezas en poder seguir avanzando en hacer quepero, nunca olvidando el enfoque de ser prosperados es abundar en buenas obras (comp. 2ª Cor. 9:6-8). Una vez más, por medio de esta palabra pastoral para el 2025, AVANCE, somos animados a ser generosos sembrando para misiones, la obra social, en los ministerios y en nuevos proyectos de expansión.
v. Compartiendo el Evangelio. La Iglesia solo avanza cuando predica el Evangelio. Este año, es nuestro principal desafío, avanzar en predicar el Evangelio de todas las maneras posibles y en donde haya necesidad. Contribuyamos con las misiones más allá de nuestras fronteras y mantengamos vivo el sueño de que no quede nadie de nuestro entorno sin conocer a Cristo. “...todo lo he llenado del evangelio de Cristo... Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio ”(Rom. 15:18, 19)
CONCLUSIÓN
El año 2025 está inmerso en tiempos de vientos contrarios a nuestra fe. Sin embargo, la fe siempre se abre camino para avanzar y jamás retroceder Hebreos 10:39 dice: “Pero nosotros no somos de los que retroceden”
Nuestra identidad es propia del avance y, por tanto, estamos llamados a esforzarnos para edificar la obra de Dios. Como dice Nehemías 2:10 “El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos”
AVANCE, significará un impulso renovado en cuanto a nuestra consagración a Jesús, nuestra obediencia a Dios y nuestra dependencia total de la unción del Espíritu Santo. Al mismo tiempo, declaramos que nos despojaremos de cualquier carga o pecado que nos desenfoque de la meta y nos aleje de Jesús.
Por medio de la Palabra Pastoral, Dios nos impulsa a adentrarnos en una nueva etapa. A ser movidos hacia la renovación de nuestras metas, visión y progreso.